domingo, 3 de abril de 2011


¿Mi vida? No es fácil de describir. No ha sido la experiencia vertiginosa y espectacular que hubiera deseado, pero tampoco he vivido oculto bajo tierra, como las ardillas. Supongo que podría compararse con la Bolsa; relativamente estable, con más momentos buenos que malos y una tendencia general al alza. Un buen negocio, un negocio afortunado, y sé por experiencia que no hay mucha gente que pueda decir lo mismo. Pero no me interpreten mal. No soy especial; de eso estoy segura. Soy una chica corriente, con pensamientos corrientes, que ha llevado una vida corriente. No me dedicarán ningún monumento y mi nombre pronto pasará al olvido, pero he amado a otra persona con toda el alma, y eso, para mí, es más que suficiente.
Para los románticos, esta será una historia de amor; para los escépticos, una tragedia. Para mí es una mezcla de ambas cosas, e independientemente de la impresión que les cause al final, nadie podrá negar que ha determinado gran parte de mi vida y señalado mi camino. No tengo quejas de ese camino ni de los sitios adonde me ha llevado; puede que tenga quejas suficientes para llenar una carpa de circo en otros planos, pero el camino que he elegido ha sido el mejor y jamás lo cambiaría por otro.



Entonces comprende que las experiencias repetidas tienen una única finalidad: enseñarle lo que no quiere aprender.






Cuando nos olvidamos de lo demás y aceptamos lo que somos, nuestro potencial no conoce límites. El futuro está lleno de promesas y el presente de expectativas. Es cuando denegamos nuestros instintos y lo que somos realmente que empieza la incertidumbre. ¿Dónde nos lleva esta senda? ¿Cuándo terminarán los cambios? ¿Es esta transformación un don o una maldición?
Y la pregunta más importante para todos aquellos que temen al futuro. ¿Podemos cambiar lo que somos?

El rulo vuelve. Por más que trates de evitarlo, cuando uno ama... ama. Antes el amor para mi era un capricho, era querer a alguien sin importar nada, hacer lo que hiciera falta para tenerlo... Ahora empiezo a entender que el amor pasa por otro lado. El amor es tan raro a veces, tan inexplicable, nace de pronto y avanza y avanza, ¿Y qué quiere el amor? Ser correspondido, eso quiere. ¿Se puede ser feliz viendo a la persona que uno ama enamorada de otra? ¿Se puede amar sin ser egoísta? Yo creo que empecé a entender el amor cuando deje de ser egoísta, cuando empecé a hacer cosas sin esperar nada a cambio, cuando por ejemplo hago cosas como estas... Amar hace bien, pero a veces no alcanza, uno necesita algo más, necesita respuestas. ¿Qué somos? Esa es la pregunta del millón. Tanto nos preocupamos por el que somos. ¿Importa realmente lo que somos? ¿O importa lo que sentimos y el amor que tenemos por el otro? Podemos ser la ex de alguien, pero eso no quiere decir que nuestro amor sea ex. Mi novio, mi ex... son palabras. Lo importante no son las palabras, lo importante es otra cosa, eso es lo que vale, el sentimiento, le pongamos nombre o no, es lo único que tiene sentido. No importa el qué somos, importa lo que sentimos y lo que hacemos. 

Ya perdoné errores casi imperdonables. Trate de sustituir personas insustituibles, de olvidar personas inolvidables. Ya hice cosas por impulso. Ya me decepcioné con algunas personas, mas también yo decepcioné a alguien. Ya me reí cuando no podía. Ya hice amigos eternos. Ya fui amado y no supe amar. Ya grité y salté de felicidad. Ya viví de amor e hice juramentos eternos, pero también los he roto y muchos. Ya lloré escuchando música y viendo fotos .Ya llamé sólo para escuchar una voz .Ya me enamoré por una sonrisa. Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia...
Bueno es ir a la lucha con determinación abrazar la vida y vivir con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, por que el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho más para ser insignificante.

Si siempre nos guiamos por las opiniones ajenas, ¿para qué tenemos las propias?

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